Los jacetanos "pagan" la mala gestión de un mal alcalde.- El futuro político necesita mayor control de la oposición

No hay mayor ciego que el que no quiere ver ni mayor sordo que el que no quiere oír. Y tampoco mayor miserable que quien se aprovecha de las desgracias ajenas para atacar al adversario. Esto es lo primero que nos viene a la cabeza, desde fuera del ámbito de los partidos, al observar las últimas y rápidas (esta vez, sí, como no se trata de trabajar...) reacciones políticas que ha provocado la sentencia que obligará al Ayuntamiento de Jaca a pagar una de las facturas pendientes del arquitecto que diseñó y construyó la nueva pista de hielo jacetana. Y comenzamos diciendo esto porque no nos resulta nada razonable ni defendible, desde el punto de vista ciudadano (ni político), que quienes han saltado con tanta velocidad a la palestra pública para cortar políticamente el cuello del exalcalde se hayan pegado nada menos que siete años cruzados de brazos y sin hacer nada. Hay que recordar que esas facturas son de enero de 2007 y, desde entonces hasta ahora, ningún concejal ni miembro ni del Partido Popular ni de Chunta (quienes ahora se escandalizan) han presentado ninguna denuncia ante ningún organismo competente, bien sea de la política, de la administración o de la justicia. Y, además, precisamente ahora que hablan de llevar el asunto a la Fiscalía, si se hubiera cometido algún tipo de delito ya está prescribiendo. Por eso los ciudadanos de Jaca deben saber que no es más que más “metralla” política para herir al “enemigo” con fuegos de artificio y mucha palabrería (pólvora del rey) que lo conviertan en el enemigo público número uno.

Tras esta aclaración previa, no albergamos ningún tipo de duda de que la noticia sobre la sentencia que nos ocupa debe suponer la salida de la política del anterior alcalde de Jaca, Enrique Villarroya, y de que lo desautoriza para cualquier tipo de actividad política. Por lo tanto, si disfrutáramos de una democracia real seguro que existiría algún mecanismo (automático o no) que le expulsara de cualquier cargo o puesto que pudiera tener en cualquier institución pública. En el escenario que nos movemos, nos tendremos que conformar si en un alarde de ejemplaridad política, el partido del exalcalde, ahora que están en una esforzada carrera de apertura política, aprovechando la ocasión, toma cartas en el asunto... pero nos tememos que, conociendo el funcionamiento de los actuales sistemas políticos, tampoco se producirá ninguna decisión por ese lado. En resumen, a los jacetanos que se sientan afrentados por las consecuencias de la nefasta gestión del exalcalde, ante tamaña torpeza, no les quedará más remedio que apelar a la vergüenza política (si todavía le queda) para que dimita como concejal, reconozca sus errores y abandone la política local. La figura de Villarroya, sumándole a esto los graves errores que ya cometió anteriormente en otros ámbitos, ya está más que amortizada no sólo para el PSOE sino para la vida política jaquesa en general.

De todas maneras, quedándonos en el merecido repudio ciudadano al anterior alcalde no hacemos más que quedarnos en la mera anécdota o en la punta del iceberg de la problemática que ha acompañado a la pista de hielo desde siempre. Ahora tiene otros problemas más acuciantes. Y lo que tampoco creemos que sea de recibo, porque no sería más que engañar, o intentar engañar, a los ciudadanos, dirigir ahora todos los males de la política de Jaca y, en concreto de la controvertida pista de hielo, hacia la factura no pagada al arquitecto (entre otras cosas porque aún deben quedar pendientes un par más...). No es más que una campaña política mediática en contra de alguien en concreto que ni busca ni logrará ningún beneficio para los ciudadanos ni para la ciudad; en todo caso, no ayudará a nada en positivo.

Ahora que comenzaba a despegar precisamente la actividad en la pista. Lo que se había pedido desde tantos ángulos políticos y sociales y no se había sido capaz de hacer. El actual gobierno ha tardado casi tres años en conseguir realizar alguna actividad en la pista. Esa es la buena dirección; eso es lo que necesita Jaca. Pero mucho más que eso. Con esto, que no dejan de ser acontecimientos sueltos de cuarta categoría, no se consigue prácticamente nada de lo que se necesita. Pero, bueno, es un comienzo. El mismo error que cometió el alcalde Villarroya, que no fue capaz de organizar nada en la pista, más que una actuación de patinaje artístico, lo mismo ha hecho el gobierno del PP durante tres años. Es decir, nada. Si de verdad trabajaran por el bien de los ciudadanos, han tenido tiempo más que suficiente para contar ya, hace meses, con un programa de actuaciones de muy diverso tipo en esta instalación y en otras que también están olvidadas. Y no han hecho nada. Al otro, al anterior, ya lo hemos crucificado... Y, sobre todo, con esto último de la factura no pagada. Y, además, ahora, en realidad, que ya no puede hacer nada (menos mal!!) Por otra parte, lo más importante, Villarroya ya “pagó” su factura con la derrota electoral. Los jacetanos ya hablaron, ya sentenciaron e incluso ya condenaron.

Entonces, ahora, ¿a quién le toca rendir cuentas, quién tiene que trabajar por Jaca y no lo hace? Es evidente que a quienes corren a posar ante la foto y los medios para condenar al exalcalde por una sentencia que compete también a la DGA (gobierno regional en manos del PP), a la DPH y al Consejo Superior de Deportes. La pista de hielo debe tener mucho futuro, debe ser uno de los pilares de la dinamización social y económica de Jaca pero con la gestión del anterior alcalde y con la “cuasi” inexistente gestión del actual alcalde y su gobierno es imposible que se consiga lo que Jaca necesita y lo que la pista y otros patrimonios jaqueses pueden dar a Jaca, cuyos valores no se han sabido desarrollar hasta ahora (siete años después de su inauguración en el caso de la nueva pista) ni tan siquiera en una ínfima parte. Las mismas personas que ahora se echan las manos a la cabeza, están dispuestos a gastarse, según ya han anunciado varias veces los concejales y el alcalde, más de medio millón de euros (80 millones de pesetas) en construir un bar para la pista de hielo, un bar que luego estará cerrado y vacío porque sólo se usará dos o tres veces al año pero, sin embargo, son incapaces de presupuestar ninguna iniciativa, ninguna promoción que sirva de verdad para dar vida a Jaca.

Queremos esperar, en nuestra ingenuidad y en nuestra benevolencia cívica, que los actuales responsables del gobierno municipal de Jaca ya han corrido, nada más que les hicieron la “fotodenuncia”, a gestionar con los responsables de las otras administraciones involucradas el pago de parte de la factura que también, según la sentencia firme, a ellos les corresponde asumir para que así los jacetanos tengamos que pagar menos. Esa sería la única manera de beneficiar a los ciudadanos de a pie, la única manera de que Jaca pagara menos, que las otras instituciones asumieran su parte de la deuda y en eso es en lo que tendrían que estar “sudando la gota gorda” el alcalde y sus concejales. Pero, desgraciadamente, nos tememos que nos equivocamos al ser tan bien pensados y creemos que todavía no se ha hecho ninguna gestión por parte de los responsables municipales para conseguir que esa factura cueste menos a los jacetanos que esa, y no otra, tendría que haber sido su primera reacción y su primera obligación si de verdad gobernaran en favor de los ciudadanos. Porque para echar “porquería” al contrincante siempre hay tiempo, no hace falta correr...

Sin embargo, muy lejos de entablar alguna acción constructiva que, como decimos, busque el beneficio de los ciudadanos y de la ciudad, sólo hemos escuchado alguna que otra barbaridad que pretende hacer o que ya ha cometido el equipo de gobierno del PP, demostrando su ignorancia supina de lo democrático. Han comunicado que el expediente sobre la pista de hielo lo iba a custodiar el concejal de Hacienda, lo que representa una flagrante afrenta hacia la democracia, propia de políticos golpistas, y hacia el funcionamiento democrático de una institución pública como el Ayuntamiento de Jaca. Pero, ¿quién es el concejal de nada para custodiar ningún expediente? Y para qué está el secretario o la secretaria?? Esto supone “columpiarse” gravemente para quienes se entiende que rigen la gestión municipal, cayendo en el pleno desconocimiento de la legalidad vigente y demostrando que su sensibilidad democrática, una vez más, brilla por su ausencia. No podemos cometer un ultraje para solucionar un disparate.

Mientras se ha condenado y descalificado al exalcalde, nadie se ha parado a discutir sobre el porqué no se pagaron aquellas facturas. Hay una razón muy sencilla: el arquitecto, cada vez que se realiza una modificación sobre la obra, cobra un porcentaje del presupuesto; por lo tanto, cuantas más modificaciones, más cobrará el arquitecto: nueva modificación, porcentaje para el arquitecto. Suponemos que esto fue lo que se cuestionó desde la alcaldía de Jaca, en su momento, cuando se planteaban esas modificaciones y esas facturas por parte del arquitecto. Y suponemos también que si escucháramos al exalcalde nos diría que por esa razón y pensando que así se defendían los intereses de los jacetanos, entendiendo que la dirección de la obra planteaba esas modificaciones innecesarias para cobrar más y eso iba en perjuicio de Jaca, por eso se negó a pagar las facturas aunque, ahora, a un tribunal (otro dictó a favor de Jaca y su ayuntamiento con anterioridad) le haya parecido que el arquitecto tuviera sus motivos y haya dictado sentencia en contra del Ayuntamiento de Jaca para que los jacetanos paguen más.

Esto recuerda otros casos similares de otras obras que, en otros lugares, donde gobierna el Partido Popular de manera hegemónica desde hace muchos, muchos años y donde la corrupción campa por sus respetos, han terminado con acuerdos entre instituciones, arquitectos y constructores para pagar los desperfectos de las obras, proyectos que habían costado un 400% más de su presupuesto inicial y que han acabado cayéndose a “cachos”...

A quienes ahora acusan tan gratuitamente, recordarles que el proyecto de la pista de hielo fue adjudicado, en un concurso de ideas, por unanimidad. Por último, si de verdad pretendemos hacer un ejercicio ciudadano sano nos parece que, en general, no sólo en este caso, la labor de la oposición política en las instituciones, sobre todo en las pequeñas porque resulta más fácil, debería ser mucho más intensa, de manera que los concejales o diputados de la oposición ejerzan una férrea labor de control político sobre todas las gestiones municipales o políticas. Esa es la única forma de que no ocurran escándalos como el que nos ocupa y esa es la única manera de trabajar de verdad por el bien de la ciudad y de los ciudadanos. Porque, sinceramente, si verdaderamente creemos en la democracia y en la participación ciudadana, no es presentable ni responsable que nos rasguemos las vestiduras y condenemos al adversario político después de haber permanecido nada menos que siete años en la más nula de las "inoperancias", lo que pone de manifiesto una perjudicial incompetencia para lo público.