El cambio de fecha devuelve el éxito al Mercado Medieval de Jaca

Una de las pocas iniciativas que ha efectuado el alcalde jacetano en los dos años largos de gobierno que lleva en el Ayuntamiento fue, precisamente, el cambio de fechas para la celebración del tradicional Mercado Medieval. Efectivamente, el año pasado trasladaron el evento al mes de septiembre y el fracaso fue no sólo rotundo sino incluso estrepitoso. Vulgamente hablando, "la cagaron". Ni los participantes, ya fueran artesanos o comerciantes, ni los espectadores quedaron para nada satisfechos, si no que, por el contrario, mostraron grandes y graves críticas hacia la organización y sobre todo hacia el cambio de fechas establecido.

Ahora, el tiempo les da la razón. El Ayuntamiento, en este caso, ha seguido la máxima de rectificar es de sabios o ha hecho caso a alguien conocedor del tema y ha vuelto a cambiar las fechas de celebración al mes de agosto como venía siendo habitual. El éxito no se ha hecho esperar. Tanto el público en general como comerciantes, artesanos y demás participantes han quedado plenamente satisfechos con esta última edición. El buen resultado viene marcado, asimismo, por la organización de variadas actividades culturales de entretenimiento y ocio en torno al mercado Medieval de Jaca, que han contado con un notable seguimiento por parte de los turistas y vecinos. El Mercado Medieval ha conseguido este año atraer mucha más gnete, y todavía se hubiera notado mucho más su extraordinario poder de convocatoria si la cita se hubiera organizado durante algún día laborable; es decir, entre semana, además del fin de semana. Pero a tanto no se ha atrevido este Ayuntamiento. No sabemos si, como dicen las malas lenguas, el cambio a septiembre vino empujado por las exigencias de la asociación de comerciantes Acomseja, ya que, cuando el alcalde, Víctor Barrio, era presidente de la misma, no hacía más que protestar y reclamar que el mercado Medieval se quitara de las fechas punta de agosto y se llevara a septiembre porque, según ellos, era perjudicial para el comercio en general. Lo que la práctica ha demostrado es que las teorías del alcalde y de sus amigos de Acomseja no sirvieron más que para hacer perder a todos y dejar a todos descontentos. Sin embargo, con un pequeño cambio de fecha y un compromiso mayor con el evento al organizar muchas más actividades, muy variadas y de mucho valor, se ha conseguido el éxito de "crítica y público"...

Por desgracia, seguimos sin creernos que, para el caso del Festival, "cunda el ejemplo"...
Por otra parte, el equipo de Gobierno municipal del PP que rige los designios políticos del Ayuntamiento de Jaca, que se las da como nadie para meterse en jardines donde nadie le llama, en defensa no se sabe muy bien ni de qué ni de quién, más bien de nadie, se ha montado él solito otro conflicto al haber hecho desaparecer el tradicional mercadillo de toda la vida, y al que siempre han acudido muchos vendedores ambulantes, además de productores y comerciantes de la comarca, que se decidió trasladar a nada menos que el Llano de la Victoria. No debieron encontrar otro sitio más lejos ni menos adecuado para estos asuntos. Como no podía ser de otra manera, los representantes de esos vendedores claman al cielo por semejante medida y anuncian que si no les devuelven al núcleo urbano dejarán de organizar el mercadillo.

Todo esto parece ser que también viene por los intereses de los todopoderosos comerciantes de Jaca. ¿Pero es que en Jaca no hay más que comerciantes?¿Es que este alcalde gobierna sólo para los comerciantes? ¿Y para qué comerciantes? Por una parte, les organiza obras en mitad de las calles para que no puedan vender ni un clavo y por otra parte se carga una de las manifestaciones sociales y culturales más importantes que se celebra en la ciudad al año. ¿Qué intereses se defienden así? Creemos que así no se defienden en absoluto los intereses de los comerciantes, si no que se les perjudica notoriamente; pero lo que resulta más grave es que también se perjudica enormemente a todos los ciudadanos y vecinos de la comarca de Jaca, al intentar destruir o hacer desaparecer valiosas manifestaciones y acontecimientos culturales que bien organizados beneficiarían a todos: comerciantes y vecinos, y además, atraerían a muchos más turistas de los que ya vienen, donde se encuentra el quid de la cuestión para una ciudad eminentemente turística y sobre lo que este alcalde y su equipo de gobierno han sido incapaces, durante más de dos años, de hacer nada para conseguirlo, sino, en todo caso, todo lo contrario.