El caso es que son ya cerca de 500 las firmas que se han recogido en la campaña que se ha puesto en marcha en las redes sociales, además de las cientos de opiniones vertidas en distintos medios escritos y virtuales.
Creemos, sin embargo, que la manera en que se vería realmente hasta qué punto llega la preocupación, el sentir y la inquietud de los ciudadanos, la única manera eficaz de demostrar cuál es la verdadera opinión de los jaqueses y los seguidores del Festival, es la creación de una marea reivindicativa (dá igual el color, o mejor, de todos, para representar el carácter multicultural y multirracial del acontecimiento). Una marea ciudadana más o menos organizada que se encargue de repartir por lugares públicos hojas para recoger firmas reales, explicando al mismo tiempo lo que se va a perder irremediablemente en Jaca si no se hace algo rápido y bien, es decir, si no se hace entender al Ayuntamiento la "metedura de pata" de la última edición. Aunque estamos seguros de que el alcalde no va a rectificar (porque es de sabios), que luego no vaya a decir nadie que los jacetanos no lo han intentado.
Nosotros, por nuestra parte, os recordamos los enlaces en los que podéis seguir el debate abierto en torno al Festival:
Lo dicho, que son muchas las voces que se siguen alzando para recuperar el Festival histórico. En esta ocasión, reproducimos el artículo de Egaña, sobre todo porque habla con el corazón y refleja el sentir de muchos jacetanos y visitantes a los que hoy por hoy se les ha arrebatado el orgullo que durante 50 años les ha supuesto ser anfitriones y espectadores de lo que un día se pudo calificar como "el mayor espectáculo del mundo" sin temor a excederse.
El espíritu del Festival
"Nunca pensé que iba a decir esto: “He echado en falta a los italianos de las banderas”.
Ríos de tinta han corrido (y correrán) y cientos de conversaciones se han alzado acerca de la última edición del ¿Festival? ¿Folklórico? de los Pirineos. Yo en estas líneas quiero hablar como un jacetano de a pie al que nunca le llamó la atención participar en el Festival (sólo una vez, con doce años salimos el grupo de Danzantes de Santa Orosia casi recién enseñados y nos dieron “pase” para las piscinas), y que tampoco ha estado en labores organizativas, sobre todo porque mi trabajo vinculado a la hostelería nunca me lo ha permitido.
Así pues, creo que puedo hablar en nombre de muchísimos jacetanos y jacetanas que hemos disfrutado del Festival, lo hemos “sufrido”, lo hemos alabado y también lo hemos criticado. Porque no seamos cínicos: todos, en algún momento de agobio de gente y de aglomeraciones nos hemos acordado de algún santo cuando no podíamos pasar por las calles del casco antiguo y hemos dicho “siempre es lo mismo” o “que ganas tengo de que pasen los festivales, con tanta gente no se puede ni andar” (…) Los jacetanos somos así, vivimos del turismo pero nos agobia que haya gente paseando por la Calle Mayor.
Pero a pesar de todo lo dicho, a los jacetanos, el Festival Folklórico de los Pirineos nos gustaba.
Pero nos gustaba el de “antes”. El de antes de que viniera un grupo de gobierno y amparándose en las quejas de los vecinos más rancios y los “consejos” de algunos comerciantes afines a ellos, decidieran cambiarlo todo, decidieran inventarse una nueva fórmula, decidieran ¿“modernizar”? el Festival, decidieran que iban a dar un “giro” al Festival y tanto giro le han dado que ha terminado mareado y vomitando.
Y que no me vengan que es por razones económicas porque el sucedáneo que se han inventado no ha salido, ni mucho menos, gratis.
Resulta insultante leer en la prensa como el alcalde y las personas encargadas de esta edición del Festival (de este suyo), se vanaglorian con el éxito del mismo, con que las actuaciones gratuitas estaban a rebosar, con que han atraído mucha gente a Jaca, sobre todo el último fin de semana … Pero vamos a ver, almas cándidas, si haciendo conciertos gratuitos en la plaza Biscós en pleno verano no va gente, y si el primer fin de semana de agosto Jaca no está hasta la bandera de turistas apaga y vámonos.
El secreto de nuestro Festival era su “espíritu” y éste consistía en el intercambio de culturas y razas, la alegría de los grupos por las calles, la participación del público y el desfile final. Así de sencillo.
Con estos mimbres tan consolidados y un equipo de gente que tantos años han hecho las cosas bien (y que la mayoría de ellos este año han sido totalmente ignorados) no es tan difícil intentar volver al Festival de toda la vida, con alguna variación que pueda caber para optimizar el gasto e intentar hacerlo más atractivo en la sociedad en la que nos movemos actualmente pero, por favor: Al Festival, al nuestro, al de los jacetanos, al de los voluntarios, al de los veraneantes asiduos , al de los que vienen de propio para verlo aconsejados por otros, que no le quiten el espíritu que sus fundadores y el paso de los años habían conseguido crear para hacer de estos días un acontecimiento que sólo se podía disfrutar en Jaca los años impares.
En Port Aventura también hay columpios pero a mi me gusta llevar a mis hijos a columpiarlos a los parques de Jaca, ¿tan difícil es de entender?"
"Nunca pensé que iba a decir esto: “He echado en falta a los italianos de las banderas”.
Ríos de tinta han corrido (y correrán) y cientos de conversaciones se han alzado acerca de la última edición del ¿Festival? ¿Folklórico? de los Pirineos. Yo en estas líneas quiero hablar como un jacetano de a pie al que nunca le llamó la atención participar en el Festival (sólo una vez, con doce años salimos el grupo de Danzantes de Santa Orosia casi recién enseñados y nos dieron “pase” para las piscinas), y que tampoco ha estado en labores organizativas, sobre todo porque mi trabajo vinculado a la hostelería nunca me lo ha permitido.
Así pues, creo que puedo hablar en nombre de muchísimos jacetanos y jacetanas que hemos disfrutado del Festival, lo hemos “sufrido”, lo hemos alabado y también lo hemos criticado. Porque no seamos cínicos: todos, en algún momento de agobio de gente y de aglomeraciones nos hemos acordado de algún santo cuando no podíamos pasar por las calles del casco antiguo y hemos dicho “siempre es lo mismo” o “que ganas tengo de que pasen los festivales, con tanta gente no se puede ni andar” (…) Los jacetanos somos así, vivimos del turismo pero nos agobia que haya gente paseando por la Calle Mayor.
Pero a pesar de todo lo dicho, a los jacetanos, el Festival Folklórico de los Pirineos nos gustaba.
Pero nos gustaba el de “antes”. El de antes de que viniera un grupo de gobierno y amparándose en las quejas de los vecinos más rancios y los “consejos” de algunos comerciantes afines a ellos, decidieran cambiarlo todo, decidieran inventarse una nueva fórmula, decidieran ¿“modernizar”? el Festival, decidieran que iban a dar un “giro” al Festival y tanto giro le han dado que ha terminado mareado y vomitando.
Y que no me vengan que es por razones económicas porque el sucedáneo que se han inventado no ha salido, ni mucho menos, gratis.
Resulta insultante leer en la prensa como el alcalde y las personas encargadas de esta edición del Festival (de este suyo), se vanaglorian con el éxito del mismo, con que las actuaciones gratuitas estaban a rebosar, con que han atraído mucha gente a Jaca, sobre todo el último fin de semana … Pero vamos a ver, almas cándidas, si haciendo conciertos gratuitos en la plaza Biscós en pleno verano no va gente, y si el primer fin de semana de agosto Jaca no está hasta la bandera de turistas apaga y vámonos.
El secreto de nuestro Festival era su “espíritu” y éste consistía en el intercambio de culturas y razas, la alegría de los grupos por las calles, la participación del público y el desfile final. Así de sencillo.
Con estos mimbres tan consolidados y un equipo de gente que tantos años han hecho las cosas bien (y que la mayoría de ellos este año han sido totalmente ignorados) no es tan difícil intentar volver al Festival de toda la vida, con alguna variación que pueda caber para optimizar el gasto e intentar hacerlo más atractivo en la sociedad en la que nos movemos actualmente pero, por favor: Al Festival, al nuestro, al de los jacetanos, al de los voluntarios, al de los veraneantes asiduos , al de los que vienen de propio para verlo aconsejados por otros, que no le quiten el espíritu que sus fundadores y el paso de los años habían conseguido crear para hacer de estos días un acontecimiento que sólo se podía disfrutar en Jaca los años impares.
En Port Aventura también hay columpios pero a mi me gusta llevar a mis hijos a columpiarlos a los parques de Jaca, ¿tan difícil es de entender?"
Miguel Egaña.