Nosotros nos hemos hecho eco de la denuncia y esta mañana hemos paseado por la zona. Lo cierto es que en cuanto al suelo y la limpieza viaria y de papeleras el parque estaba bastante cuidado... Ahora bien. Nos paramos un momento. Pasamos la valla que rodea el perímetro de la zona recreativa y nos fijamos un poco más. Fuentes arrancadas, plataformas colgando a una altura de dos metros en los espacios a los que tienen acceso niños de corta edad, juegos rotos y con las tablas astilladas y pintadas y grafittis y una sensación de abandono general. Aunque podríamos pasar por alto las pintadas porque el problema, en este caso, se limitaría al punto de vista estético, no podemos ni debemos dejar pasar de largo las deficiencias que cumplen los juegos infantiles de esta zona en cuanto a seguridad, que es lo verdaderamente relevante. Conclusión: el mantenimiento brilla por su ausencia. Hablamos de niños, y no se puede pasar por alto que un comportamiento negligente que pueda afectar a este colectivo es mucho más preocupante, o al menos, debería serlo. Y si no que se lo pregunten a sus padres. Si una tabla se rompe, se sustituye. Si una plataforma se descuelga, pues se repara. Y si la consecuencia de un acto vandálico es el destrozo en una fuente, lo mínimo que se puede hacer, si el citado comportamiento ya no tiene solución (aunque seguro que se podía haber evitado con el control y las medidas preventivas adecuados), se arregla o en todo caso se precinta para impedir que cualquier menor pueda hacerse daño. Pero si un niño tiene mala suerte, puede acabar en el hospital.
Nuestra última crítica es la sensación de abandono que producen las pintadas en los columpios y toboganes. Un problema que se solucionaría con una mano de pintura y con un poco de cuidado para evitar que se volviera a producir. Al fin y al cabo, quizá el problema no radica en la falta de recursos humanos como en la mejor distribución de éstos en función de las prioridades. Mejor dicho, que hace falta que alguno de los que manda se dé una vuelta por la ciudad y observe las carencias del servicio.
Ayer, por ejemplo, poco antes de la apertura de la Feria del Libro, el Paseo estaba muy bien atendido. Los trabajadores del Servicio de Parques y Jardines se afanaban en repartir macetas de dudoso gusto entre las casetas; unas macetas bastante feas y escasas de flores, todo hay que decirlo, que parece ser se colocaban en los estands por cortesía del Ayuntamiento, ante la protesta de algún librero porque les podía estropear el material de exposición. Como decimos, los trabajadores se afanaban en cumplir la orden de reparto que se les había dado, mientras brillaban por su ausencia en varias zonas del paseo embarradas e impracticables por la lluvia del día anterior. Seis operarios para cuatro macetas. Perfecto. En recursos humanos esto se llamaría negligencia, mala distribución y despilfarro de personal. Es decir, todo lo contrario a la austeridad pregonada. Nos puede gustar más o menos la idea, o comprender el matiz ornamental más o menos legítimo de esta actuación municipal. Pero aquí viene la cruz de la moneda:
A sólo unos metros del Paseo, en el que se llegaron a concentrar hasta seis operarios en cuatro metros cuadrados, como decimos, nos encontramos otra imagen que nada tiene que ver con esa fachada floreada que se nos quiere vender. En la trasera del Seminario, que ya ha protagonizado otro debate en nuestra página, nos encontramos un poste de la luz de la guisa que aparece en la foto: con cables colgando, en mitad de una zona sucia y enfangada y en la que el cuidado del césped brilla por su ausencia y con el precinto de parques y jardines, por si quedaba alguna duda, colgando. Más sensación de abandono.
Precisamente a eso nos referíamos con el título de esta entrada: todo, en esta vida, es cuestión de prioridades. Que a nadie se le olvide que las actuaciones del Servicio Municipal de Parques y Jardines también lo son... O, al menos, deberían serlo. Por cierto, no sabemos si las macetas literarias de ayer proceden del mismo lugar que los seis macetones que se colocaron hace aproximadamente un año en las inmediaciones de la pista de hielo, por los que el Ayuntamiento pagó más de 3.000 euros.
Lo dicho, cuestión de prioridades.
Estos políticos locales de Jaca lo de la austeridad la aplican para lo que les interesa... Sí, sí, 3.000 euros en unas macetas, gastos en viajes y hoteles para el alcalde y alguna concejala que en lugar de subirse de Zaragoza a Jaca a dormir, fíjate tú, qué problema, cuántos kilómetros, se gastan el dinero de los jacetanos en habitaciones de hoteles para quedarse en Zaragoza a dormir, cenar a cuerpo de rey e irse de marcha por los "antros" de la capital. Debe ser para informar luego a los bares de Jaca que tanto frecuentan sobre lo último que se lleva, en el negocio, en la capital, que si el mojito se sirve en vaso largo, que si el reserva en copa ancha... Debe ser de lo único que entienden y poco. Mientras tanto, la ciudad cada vez más sucia, menos cuidada y con menos y peores servicios. Así cómo va a haber más turismo ni más nada, hombre!!
ResponderEliminarYo tengo una pregunta . ¿ Está concejala donde pasa más horas trabajando o en los bares? porque manda huevos que fichaje la noche le confunde y mucho
ResponderEliminarPregúntaselo al alcalde, seguro que lo sabe...
EliminarSí, sí, el alcalde seguro que sabe dónde se mete a todas horas, por el día y por la noche...
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